Tengo necesidad de hablarte, de oírte, de verte realmente fuera de la gran caja negra. En realidad, es un tormentoso capricho, aunque esto es peor que enamorarse, me han dicho.
Siempre te encuentro todas las noches, pero tu frecuentemente no te das cuenta, mirando un lente que transforma tu imágen y enloquece mi mente; y de repente, no tienes idea que, delicadamente, te deseo sin conocerte. No soy nadie para nadie pero tu eres todo para alguien, y ese lamentablemente soy yo.
Mañana destaparé otro champagne y nos volveremos a ver a la misma hora y en el mismo lugar. Quisiera poder atravezar el maldito cristal e instalarme en tu dulce zona.
O tal vez verte por ahí en alguna fiesta en el barrio... cómo se llega? simple, siguiendo la luz de tus alucinantes faros (cuando mires para el cielo)
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