Mis penas

No me importaba quien intervenía , solo quería convencerla de bailar y que me acompañe en esa noche. Entre los pasillos humildes y las pequeñas casas juntas del barrio, llevarte conmigo. ¿Recuerdas? tu familia estaba allí , nunca entendí nada de lo que pasó , solo tus ojos claros me hacían insistir... la nena quería quedarse, para volverse una mujer, me dijo durante toda la noche ante mi fuerte insistencia  "Naa, anda pal ocote nero!" y su sonrisa en crecimiento disfrutaba la bailanta sin saber ni importarle lo que yo le quería transmitir... nunca voy a olvidar esa noche cuartetera en que mis penas se volvieron título del relato.

Conciencia en luna de abril.

Los coches corrían debajo de nosotros. Después de resistir el calor solar, el paisaje se torno profundamente oscuro y brillante. Pues los cubos se ven muy pequeños de esta altura y el clima nos liberó otorgando el frío de su noche. Parecía que la gente tenía miedo en la ciudad o se notaba que esperaban algo de nosotros, por esa razón volvían a sus hogares. Entonces, manos a la obra y se lo regalamos: con tan solo mirarnos, buscamos nuestra nube, nos encontramos rasguños de placer mutuos y caricias escondidas, sintiendo esa luz que enerdecía produciendo la energía desatada entre los dos; se empañó la noche de humedad inesperada y la lluvia se lanzó a la tierra.

Sentados otra vez en la luna, colgando nuestros pies en ella y con miradas de oro, resurgimos la felicidad y la gente mirando al cielo nocturno, nos transmitía agradecimiento. Jej... solo es cuestión de conciencia, en luna de abril.

Será...

Pero por el amor de dios, ¿ usted dice ? ¿Prefiriendo atarle a su lado y que todo se termine? ¿ y perderme la mañana helada en el invierno, las flores en alza sobre los muros más humildes de la ciudad, la tarde transformada en palmera con la brisa inminente de agosto, el atardecer divino dandome la bienvenida hacia la apertura de un sueño y más que nada los viajes y movimientos que tendré que hacer con la mente en un solo objetivo ?
Déjeme abrir campo a la odisea de ese "algo" inolvidable que de seguro Será un viaje increíble.

He venido

He venido hasta aquí para conectarme contigo, unificarnos.

He venido a rozar tu aura con mis uñas.

He venido a besar tu ombligo con mis ojos, disfrutarle.

He venido a gotear tus pómulos con mis poros superiores, recorriendo tu anillo de Saturno por donde cuelga un zafiro.

He venido a sumergirme contigo en esa ola que nos atrapa en un movimiento continuo y al compás de su fuerza nos empuja sin pausa, con ritmo, sin olvidarnos de la danza.

He venido tan delicadamente, que ni siquiera notarás que estoy aquí...



De lejos

Tengo necesidad de hablarte, de oírte, de verte realmente fuera de la gran caja negra. En realidad, es un tormentoso capricho, aunque esto es peor que enamorarse, me han dicho.

Siempre te encuentro todas las noches, pero tu frecuentemente no te das cuenta, mirando un lente que transforma tu imágen y enloquece mi mente; y de repente, no tienes idea que, delicadamente, te deseo sin conocerte. No soy nadie para nadie pero tu eres todo para alguien, y ese lamentablemente soy yo.

Mañana destaparé otro champagne y nos volveremos a ver a la misma hora y en el mismo lugar. Quisiera poder atravezar el maldito cristal e instalarme en tu dulce zona.

Mesa 15

Una historia que se me viene a la mente fue la gloriosa noche en Buenos Aires. Todo empezó en una discoteca barata , como olvidar el encuentro destinado con sus luces violetas parpadiantes en su techo , subiendo mi placer con copas inundadas. En una noche finalizada en alegría y diversión los alcanzé a ver , reposados en la mesa 15 de la barra de la disco, como disfrazandose de otra cara el lugar establecido. Los comparé con una catarata de miel desembocando en su dulce final. ¡Eran hermosos!. Sus preciosos vestidos grises arrugados de la bailanta y salpicados desafortunadamente con alguna que otra bebida.
Los seguí a los dos y dejé todo de lado por estar al menos unos eternos segundos junto a ellos. Nunca quise fama y detésto las cámaras , como algo cotidiano para ellos , cansados de enamorar la alfombra roja. Fué mi noche de suerte , Dios me entrego su fe o alguna varita mágica me iluminó en esa oscuridad. Se acercaron a mi en la puerta del boliche , la verdad me solucionó todo la buena suerte aunque tocaba mi parte para lo demás... ¿Tenés fuego? su pregunta rápida y directa. Sobraron las palabras para charlar siendo casi los únicos que se ubicaban  allí. Así es Buenos Aires, viva en la noche, despertando un café en la esquina de Mitre y Pellegrini, justo enfrente del boliche. Me acompañaron, reposaron debajo de una silla y mientras conversaba con la bella mujer en la mesa pegada a la ventana , mis ojos los veían, los gozaban, como haciendo un acto extremo de amor apasionante. En semi-puntitas y cansados, nunca voy a olvidar esos pies y envueltos en sus glamorosas zandalias.

Yo Pienso...

Y yo pienso en la búsqueda, encontrar, el recuerdo, la felicidad, la realidad, la ciudad, la noche, la lluvia, la eternida... Porque retiré mi fe interna. Me dije a mi mismo: Una cosa mala no es más que un momento entre la finalidad de una buena cosa y el comienzo de otra.

Y si pensas lo contrario, te vas a dar cuenta de que estás perdido y cautivo, sin lograr esa meta u objetivo que le pone la piel erizada a tu vida.